Un pintor retrata con mimo un membrillero que hace años que crece en su jardín. Ese árbol ha sido uno de los leitmotivs de su obra durante toda su vida. De hecho, cada otoño le ha dedicado una nueva pintura. Y lleva unos cuántos a sus espaldas. Aún así, nunca ha pintado los rayos de sol colándose entre sus hojas… Algo que, incluso para un experto artista como él, es de una extrema dificultad. Este año, lo hará. Pero simplemente por disfrutar de unas ilusionantes horas de luz frente a su amado árbol. Al llegar el invierno, el árbol pierde su frondosidad… Y el pintor comienza a relatar un sueño que ha tenido.