Un delincuente enfrenta a la policía disparándoles con ametralladora desde un primer piso de un chalet de las afueras de Buenos Aires y de vez en cuando abate un policía. El pistolero tiene tiempo para reflexionar, para cargar su arma, para correr de una ventana a la otra. Quien dirige a la policía advierte la inutilidad de sus esfuerzos y suspende el fuego.